Habilidades Intrapersonales

La comunicación es algo primordial para la creación y funcionamiento de un equipo eficaz. Pero para que haya una buena comunicación con el resto de compañeros, primero es necesario que cada uno pueda mirarse hacia adentro y aprender a comunicarse consigo mismo. Cultivar estas habilidades intrapersonales es quizá el primer paso que uno debe dar. Diversos psicólogos e investigadores han dedicado gran parte de su vida a estudiar la importancia de la inteligencia intrapersonal (un subgrupo de la inteligencia emocional). Entre ellos encontramos a Goleman, el cual considera que la inteligencia intrapersonal conduce al autocontrol y favorece la motivación (factores psicológicos clave para lograr el éxito en el mundo actual). Afirma que “el autocontrol emocional, retrasar la gratificación y reducir la impulsividad están detrás de los principales logros personales y, sobre todo, profesionales”. Cree que la impulsividad es “una maldición que cercena el desarrollo personal y profesional de las personas”.
A su vez, Gardner (2001) afirma que “una persona con una buena inteligencia intrapersonal posee un modelo viable y eficaz de sí mismo. Puesto que es la [inteligencia] más privada, se precisa del lenguaje, la música u otras formas expresivas de la inteligencia para poder ser observada en funcionamiento”. Señala que la comprensión de sí mismo significa que la persona identifica sus propias capacidades, reflexiona sobre sus propios sentimientos, y que se basa en estas reflexiones para comprender y guiar su conducta mostrando intuición sobre los factores que propician el que un individuo se desenvuelva bien o tenga dificultades en un área.
Por tanto podemos concluir que las habilidades intrapersonales hacen referencia a la capacidad para acceder a los sentimientos propios y discernir las emociones íntimas, es decir, pensar sobre los procesos de pensamiento (metacognición). Esto implica conocer los aspectos internos del yo, los sentimientos y el amplio rango de emociones, de autorreflexión y de intuición.

3 competencias de las habilidades intrapersonales: autoconocimiento, autocontrol y automotivación
El autoconocimiento es una de las dimensiones del autoconcepto, que nos permite conocer mejor a nuestro ser. Es considerado un punto de partida para el desarrollo de la inteligencia emocional. Es la primera competencia y la primera actitud que debemos desarrollar para avanzar hacia una relación eficiente con nosotros mismos, para luego poder tenerla con los demás.

En el proceso de autoconciencia debemos observar cuatro dimensiones: mente, emoción, conciencia corporal y espíritu (Cañizares et al, 2015). Gracias a estas, conectaremos con el presente, distinguiremos entre lo racional y lo emocional que conecta con nuestra mente consciente e inconsciente, para así poder tomar las decisiones del día a día.


MINDFULNESS

Mindfulness es una palabra anglosajona que significa atención plena y consiste en prestar atención de manera intencional, experiencial, sostenida y sin juzgar al momento presente (Jon Kabat-Zinn, 2013).

El autocontrol es imprescindible para poder generar conductas apropiadas ante nuestras emociones. En base a esto la atención es la llave que nos va permitir desarrollar nuestra conciencia y, por tanto, nuestra capacidad de regular. La técnica de mindfulness es una de las más efectivas para entrenar nuestra capacidad de dirigir nuestra atención de forma intencional y consciente. Nos ayuda a regular nuestras emociones porque, cuando centramos nuestra atención en cualquiera de las experiencias anteriormente descritas, rompemos la conexión de nuestra mente con la preocupación, por lo que empezamos a sentirnos mejor, nos calmamos y nos relajamos de forma natural.
Son múltiples los estudios que demuestran los beneficios de practicar mindfulness tanto para la salud (Davidson y Begley, 2012) como en la educación (Durlak et al., 2011). Se ha podido observar en profesores que intervinieron en un programa basado en el mindfulness, una reducción significativa en los síntomas del estrés, mejora en tareas que requerían las funciones ejecutivas (Flook et al., 2013)  y su regulación emocional, la autocompasión, algunas competencias asociadas al mindfulness, como observar o no juzgar, e incluso su calidad de sueño mejoraron significativamente (Frank et al., 2015). Pero no solo en adultos sino que en un estudio realizado en niños de entre 9 y 11 años, vieron mejoradas las habilidades relacionadas con el autocontrol, la gestión del estrés, el bienestar, la conducta prosocial y cómo incidía sobre el rendimiento académico (Schonert-Reichl et al., 2015).

Los avances en neuroimagen y otras técnicas, están permitiendo entender mejor lo que sucede en el cerebro al focalizar nuestra atención o al tener consciencia plena. En una exploración a expertos en técnicas contemplativas se ha podido observar el proceso de activación cerebral (ver imagen 1). Aunque hacen falta más estudios, se ha podido observar como estas personas presentan un mayor volumen en el tejido de la corteza prefrontal (áreas 9 y 10 de Brodmann) y en la ínsula, las cuales intervienen en el procesamiento de la atención, la información sensorial y las sensaciones internas corporales (Ricard et al, 2015).


Finalmente no nos podemos olvidar de la automotivación. Es importante relacionar la emoción con la motivación, pues esta última afecta directamente a la primera y contribuye de forma positiva o negativa en la regulación emocional.
Una de las similitudes que encontramos entre ambos conceptos es que ambas activan el organismo. La motivación provoca emociones, mientras que la emoción puede restar o añadir energía a las acciones que ha provocado la motivación. Debido a su función adaptativa, facilita el desempeño de acciones motivadas, acercándonos o alejándonos del objetivo en función de que nos proporcione beneficio o perjuicio. Juntas influyen en tres áreas fundamentales para la persona:
La atención: en función de ellas captamos una información u otra.
La percepción: en la forma de interpretar la información.
El aprendizaje: en el proceso de aprendizaje de habilidades y conocimientos.

REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
  • Kabat-Zinn, J. (2013). Mindfulness para principiantes. KAIRÓS: Barcelona.
  • Anchorena, M., Nader, S. Reducción de Estrés basada en Mindfulness: Investigación Científica y Resultados. Sociedad Mindfulness y Salud. Recuperado de http://www.mindfulness-salud.org/que-es-mindfulness/investigacion-cientifica-y-resultados/#.WFBcBaLhC8h
  • Goleman, D. (1995). Inteligencia Emocional. KAIRÓS: Barcelona.
  • Cañizares, O., et al (2015). Hazte experto en Inteligencia emocional. DESCLÉE DE BROUWER: Bilbao
  • Davidson, Richard y Begley, Sharon (2012). El perfil emocional de tu cerebro: claves para modificar nuestras actitudes y reacciones. Destino.
  • Durlak, J.A. et al. (2011). The impact of enhancing students’ social and emotional learning: a meta-analysis of school-based universal interventions. Child Development 82 (1), 405-432.
  • Flook L. et al. (2015). Promoting prosocial behavior and self-regulatory skills in preschool children through a mindfulness-based Kindness Curriculum. Developmental Psychology 51(1), 44-51.
  • Frank J. et al. (2015). The effectiveness of mindfulness-based stress reduction on educator stress and well-being: results from a pilot study. Mindfulness 6, 208-216.
  • Schonert-Reichl K. A. et al. (2015). Enhancing cognitive and social-emotional development through a simple-to-administer mindfulness-based school program for elementary school children: a randomized controlled trial. Developmental Psychology 51(1), 52-66.
  • Guillén, C. J. (2015). Mindfulness en el aula. Escuela con cerebro.
  • Martin, A. (2016). Mindfulness: el arte de vivir conscientemente. TED.
  • Ricard, M., et al (2015). En el cerebro del meditador. Investigación y Ciencia 460, 19-25.
  • Sanguesa, J. (2015). ¿Qué sucede en el cerebro al practicar Mindfulness? Recuperado de https://www.youtube.com/watch?v=nGogjcYaWIw


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